domingo, 3 de julio de 2011

MUERTES Y RENACIMIENTOS


La muerte iniciática supone el inicio de la gran obra. El rito iniciático es en sí mismo la muerte y resurrección virtual, el modelo que va a regir las diferentes secuencias que van a desarrollarse de un modo anagógico en caso de mantenerse fieles al compromiso interno de liberación. Es decir, según se asciende de nivel es necesario morir al estado vigente para renacer a uno nuevo y no procede mirar hacia atrás. Es la parte egótica que subsiste en nosotros la que mira con nostalgia el estado anterior intentando invertir de alguna manera la tendencia ascendente que intenta desarrollarse. El estado anterior no es necesariamente temporal sino ontológico. El ego se siente identificado con todo lo que es estable y cómodo, donde no se producen catarsis porque no hay transformación ninguna
Siempre que se establece un estancamiento en algún estado se quiera o no acaecerá una crisis que producirá la muerte necesaria con su resurrección. Quien piense que una vía iniciática va a traer consigo «paz y prosperidad» sobre todo en el orden contigente no sabe lo equivocado que está (tal como el mundo moderno occidental presenta las doctrinas orientales, en especial el budismo, para el ejecutivo o proletario estresado que a través de la relajación y la meditación optimiza su capacidad productiva y bienestar psíquico)
Con cada proceso transmutador ascendemos a grados que ya no se pueden perder (eso si, se pueden «olvidar») por que lo renacido es aquello que no puede morir y que en cada muerte-resurrección va conquistando progresivamente regiones de nuestra conciencia.