Una de las características del trabajo en una organización iniciática es la conciencia de lucha contra una potencia anti-tradicional, la contra-iniciación. Este punto también sería diferencial respecto a las modernas formas de neo-espiritualismo caracterizadas por un «angelismo» ingenuo y pacifista que tan del agrado es para el sistema.
En la obra por la «liberación» el resultado transciende por mucho lo individual con una esfera de influencia infinita. Se dice que un aleteo de una mariposa puede ser el causante de un tifón a miles de kilómetros. Asimismo puede ser el efecto que puede provocar el desarrollo de conciencia de un individuo en el aspecto metafísico.
En la edad media católica se vivió la espiritualidad como una guerra contra lo maligno que acecha constantemente al hombre. Las comunidades monásticas actúan como una milicia que vela por la «seguridad» espiritual de sus congéneres. Con sus oraciones y cantos gregorianos de cadencia guerrera trabajaban por la salvación de las almas (la contrapartida degradada es la actual asistencia social).