Otro año más el ciclo solar llega a su fin, otro giro de la danza cósmica eterna. Seguimos sintiendo que en el fondo de la omni-consumista navidad actual pervive el recuerdo de nuestros acestros adoradores del Sol. Es significativo que a pesar de la fiebre ateo-materialista consciente e insconsciente todavía se celebren estas fiestas en todo el esplendor que esta civilización puede dar de sí. La sabiduría puede hacer que transformemos nuestra percepción y nos convirtamos en "restauradores" virtuales de ordenes no manifestados hace mucho tiempo. El solsticio es como un proceso alquímico en su grado cósmico. Estemos también atentos a nuestro solsticio interior o mejor dicho trabajemos por reintegrarnos en la armonía infinita para así morir y renacer conforme al orden
